Supón que entras hambriento a un restaurante, emocionado por la deliciosa comida que ves. Te entregan el menú y, como es natural, comienzas a explorar tus opciones: 🍔 hamburguesa $13, 🍕 pizza $10, 🍟papas $13, ¿🍔? hamburguesa $20... ¿Te suena familiar? La pregunta inmediata que surge es: ¿Qué diferencia hay entre la hamburguesa de $13 y la hamburguesa de $20? Podrías suponer que se trata del tamaño, pero ignoras esto y le pides una hamburguesa al mesero, sin especificar el precio.
Ahora el mesero no sabe si lo que tú quieres es la hamburguesa de $13 o la de $20. Lo lógico sería que te preguntara, pero si no lo hace, debe tomar una decisión. Supón que te lleva tu hamburguesa, la pruebas y resulta ser la hamburguesa más deliciosa que has probado 😋, la terminas y quedas completamente satisfecho, pero cuando llega la cuenta, observas que te cobraron la hamburguesa de $20 cuando en realidad tú querías la de $13. ¿De quién fue el error?
El error radica en quien creó el menú, pues no estableció un identificador único para cada platillo. Esta situación se replica en nuestra información, especialmente si no proviene de una fuente estructurada. A menudo utilizamos descripciones repetitivas en lugar de identificadores únicos, lo que puede llevar a confusiones similares.
¿Cómo resolver el problema del menú? El encargado del restaurante se disculpa contigo por la confusión y decide cobrarte solo los $13, tú le agradeces su amabilidad pagando los $20 y recibes un 🏷 cupón de descuento en tu próxima visita. Ahora, para evitar futuras pérdidas el encargado debe tomar una decisión crucial: cambiar el menú y crear un nombre único para cada platillo. El nuevo menú se vería así: hamburguesa chica $13, pizza $10, papas $13, hamburguesa grande $20. Problema resuelto, ¿verdad?
Sin embargo, cuando construimos una base de datos, la historia cambia. ¿Por qué? Imagina que, en el futuro, necesitas cambiar el nombre de otro producto. Si ya se han hecho ventas de ese producto y requieres cambiarle el nombre, podría resultar difícil hacer un seguimiento de las ventas. Aquí es donde entran en juego los índices numéricos simples.
Asignemos números a cada uno de estos productos en el menú: 1 para la hamburguesa chica, 2 para la pizza, 3 para las papas y 4 para la hamburguesa grande. Si necesitas agregar un nuevo platillo, como la pizza italiana, simplemente le asignas el siguiente número disponible. Incluso puedes cambiar el nombre de la pizza por pizza tradicional si así lo decides, ya que esta siempre tendrá el índice 2.
Esta es la importancia de los índices y valores únicos en la gestión de datos. Nos ayudan a evitar confusiones y facilitan la adaptación a futuros cambios. Así que, la próxima vez que mires un menú, piensa en cómo esta lección de comida se aplica al mundo de los datos. ¡Ahora, a disfrutar de tu comida sin preocupaciones de menús confusos! 🍔🍕🍟
11 de febrero de 2024
por
Juan Hernandez Gutierrez
en Aprende